Cuanto más de derechas está gobernando el PP más le exigen
sus militantes antiguos para que sea todavía más conservador. La falta de
liderazgo de Mariano Rajoy es clara y contundente, incluso entre sus propios militantes.
Todo un éxito personal.
La fractura ha venido desde el ala de la política
antiterrorista, es decir, desde la extrema derecha del recuerdo y no de las
soluciones. Si ante la política económica está mal los silencios hacia la
sociedad, en la política antiterrorista es un error de muy considerable tamaño.
Sin explicar es imposible convencer. Sin pedagogía no se puede informar de las
motivaciones. Sin sentido común no se pueden obedecer las sentencias judiciales
sin resquemores.
NI el propio Mariano Rajoy sabe hasta donde llegará esta
ruptura; sin duda estarán tomando medidas, pero conociendo a su equipo por sus
formas de trabajar, es para preocuparse de los resultados. Alex Vidal Cuadra es
un pequeño grano que se suma a Ortega Lara. Mayor Oreja es una sombra que tapa
luz. María San Gil un toque de atención muy moral. Que Aznar no quiera ir a
Valladolid con el PP es un puñetazo encima de la mesa, mientras en el PP de Madrid
suenan ruidos. Seguiremos escuchando los ruidos.