Trabajar es amar lo que haces. Implicarte, comprometerte, pensar en ello todo lo que puedas, sacarle el máximo beneficio para tu familia.
Si no idolatras lo que haces, si no adoras al trabajo, simplemente estás trabajando para sobrevivir.
Es posible que no hayas podido hacer otra cosa, pero también es posible que no hayas querido, que no te hayas atrevido a amar con furia lo que haces, hasta que se apodere de ti el trabajo, te abrace y te sientas muy a gusto.
Si no idolatras lo que haces, si no adoras al trabajo, simplemente estás trabajando para sobrevivir.
Es posible que no hayas podido hacer otra cosa, pero también es posible que no hayas querido, que no te hayas atrevido a amar con furia lo que haces, hasta que se apodere de ti el trabajo, te abrace y te sientas muy a gusto.
Trabajar con ardor es trabajar siempre, es trabajar por algo mucho más grande que el dinero que te pagan o que obtienes de beneficio. Es creer en tu talento, confiar en tu labor y saber que sirve para mucho más que para obtener un sueldo de supervivencia.
Que un trabajo sea solo un trabajo o sea mucho más que una manera de sobrevivir, depende solo de ti. Tú decides. Pero recuerda, no tiene nada que ver amar tu trabajo, con sentirte atado a una empresa. Aquí hemos hablado de amar el trabajo que realices. Si en tu empresa no te lo valoran, busca otra, cambia, exije, valórate.