Sin que nos vayamos dando cuenta, el mundo sí está cambiando en este nuevo siglo según lo vamos gastando. En los últimos años ha ido creciendo la violencia social en puntos geográficos nuevos, mientras otros -ajados por violencias antiguas- no logran ni la libertad ni la justicia ni levantarse hacia el futuro. Parecen pues las promesas de algunas novelas del anterior siglo que nos fotografiaban un mundo gris, violento y con grandes carencias, en donde todo sucedía de noche o en días nublados.
El trabajo en occidente está perdiendo poder, cada vez es menor y las tecnologías crecen para sustituir a las personas pero sin crear mejoras vitales correctamente repartidas. Sigue el hambre, las enfermedades, se pierden derechos adquiridos, se redescubren nuevas formas de guerra con menos soldados trasladando la violencia hacia la sociedad civil, se contamina sin control o se consume como borregos ante el engordamiento provocado de las plusvalías de laboratorio. Se manipulan las economías en los laboratorios del dinero y se puede uno convertir en millonario o en miserable fracasado sin haber tocado nunca ni un dolar real perohabiendo ganando o perdido muchos millones. Todo sin casi darnos cuenta.
Somos más ciudadano individuo, libres mientras no hacemos uso de los caminos laterales y seguimos el trazado diseñado para todos, pero mucho menos ciudadanos (en plural) pues damos miedo agrupados y capaces de comportarnos como virus contagiosos. También somos más fáciles de manipular aunque estemos más preparados y seamos más capaces, pero con enemigos sociales también mejor preparados y organizados que nunca.
La formación nunca ha estado tan cerca, en tal volumen, tan barata, tan variada. Pero el libro y el periódico están a punto de desaparecer de las imprentas, los discos nuevos casi no se crean y se repiten disfrazados de recopilaciones para sobrevivir más, y el arte se descompone para alcanzar miradas leves mientras los maestros en muchos países gozan del menor prestigio que tuvieron en siglos.
Efectivamente vamos cambiando hacia este siglo que será lo que todavía no sabemos, aunque nos lo imaginemos y no nos guste. Será lo que queramos que sea.