En Miércoles de Ceniza, acabados los carnavales y las orgías
mentales, nos toca recoger alegrías y pasar unas semanas en penas. ¿Nos servirán
para recapacitar en el momento en que estamos, para intentar alcanzar uno
mejor?
Entramos en la Cuaresma los católicos, anglicanos y
protestantes para ayunar sin duda, para intentar adelgazar un poco que nos
viene muy bien, para abstenernos de muchas tonterías de consumo absurdo y para
meditar. ¿Se nos ha olvidado meditar?
La ceniza es arrepentimiento, así que de poco nos sirve
cubrirnos de ceniza, sea mental o real, si seguimos siendo igual de borregos o
de bordes. Querer cambiar es intentarlo con fuerza. La ceniza es también
recuerdo contundente de que nos vamos a morir y que nos convertiremos en
puñetera ceniza, más ahora en que está de moda incinerarse.
No estamos aquí para los eternos, así que joder, entandamos
que no debemos romper este planeta pues no es nuestro, ni debemos dejar jodida
a la sociedad pues continuará cuando ya no estamos para estropear nada. Un poco
de bondad y de sentido común vendría de perlas.