Ya en el año 1443 sabían que los Ángeles podían tener muy mala leche, incluso podían convertirse en violentos bichos vivientes capaces de ensartar como si fuera un pinchito asado a los demonios que surgieran por las calles. Mucho cuidado con los Ángeles simpáticos, que si llevan lanzas nos pueden joder vivos.