Tras no saber nunca si un espermatozoide es un ser humano, nos esforzamos en no dejar que sean seres humanos los que intentan escapar de África. Nuestra forma de medir las consecuencias las mezclamos con la religión cuando nos apetece o con la economía cuando nos da la real gana. Lo cierto es que o tratamos como seres humanos a los vivos o no tenemos justicia para hablar sobre el momento en que el espermatozoide se convierte en ser humano.
—Necesito alimento y medicinas. No me dejen morir, señor
—Demasiado tarde, chaval. Ya has nacido.