El número de idioteces mentales que se emplean para sanar, para la videncia o para adivinar con cartomancia va creciendo una vez que se dan cuentan todos los que pululan por estos campos que se les acaban los chollos. El último invento es la carbomancia. Efectivamente, es la CARBOMANCIA y no la catomancia.
Este invento no se aprende, no se enseña, es un método de adivinación que le viene canalizado por los sueños a la que a partir de ese momento ya se siente adivina y que te entregan en días o semanas no sabemos bien quien hasta que la persona elegida se sienta “carbomanta” o como se llame y a partir de ese momento ya puede adivinar el futuro y cobrar por ello.
El truco es adivinar el futuro escribiendo con carboncillo encima de tus propias manos, sobre las dos que sobre una no sirve, y a partir de lo que ve la responsable de la carbomancia adivinar qué te ha sucedido en el pasado, saber como te encuentras hoy y qué te sucederá en el futuro. Todo con arreglo a las rayas que te escribe ella misma sobre tus manos.
Para más recochineo las mismas personas son capaces de dar cursos de carbomancia, pero eso si, avisando que si antes no han recibido las canalizaciones correspondientes, el curso no servirá para nada. Jodo.
Cada uno es libre de engañarse con lo que guste, faltaría más. Incluso de creer en lo que le venga en gana. Pero al menos que no te cobren mucho, anda, que para lo poco que sirve con un par de euros ya sirve.