Ha sido entrar el también español Manuel Valls a presidir el
Gobierno socialista de Francia y empezar a gestionar como si fuera de derechas.
Me da la sensación de que esto mismo ya lo conocemos. Una cosa es asumir que no
todo lo que se promete con mentiras se puede luego cumplir, y otra sonreír y no
aclarar, ser incapaz de enmendarse y explicar a los ciudadanos los motivos que
llevan a los profundos cambios.
Las políticas que intenta poner Manuel Valls en Francia son
muy parecidas a las que ya ha realizado Rajoy en España. ¿Para eso necesitamos
tener dos fuerzas políticos con distintos colores?
Está claro que hemos logrado que el azul celeste y el rojo
descafeinado parezcan lo mismo. Pero eso es mejor contar con los profesionales
del conservadurismo, que al menos se equivocan menos.
Una vez que el mensaje del socialismo francés es igual al de
la derecha y tras saber que en España somos unos copiones desde hace décadas,
resulta imposible discernir si el PSOE es peor o igual al PP, sobre todo cuando
se leen algunas declaraciones de viejas ballenas socialistas.
Pero es cierto que entre los afiliados del socialismo francés
y español hay personas de izquierda. Hay gentes que pertenecen a un partido con
el que no comulgan pero se callan. Hay ciudadanos que no entienden nada. Pero
siguen sin hacer (casi) nada. Bien, efectivamente, Rajoy tenía razón. Solo hay
que esperar a que pase el cadáver del enemigo, eso si, sentado a la sombra y
callado.