Cada día la iglesia está calando lentamente en más aulas
sociales. Sin importarles nada el qué dirán, ni las formas o los respetos al
siglo XXI. Hace décadas también iban los curas a las aulas, pero a tirarnos de
las orejas. Se intentó que no se mezclara la religión con la educación, pues la
primera asignatura debe ser algo que decidan las familias y no los sistemas
educativos, pero no se logró. Esta imagen es imposible en muchos países
europeos, pero en España es habitual, incluso cada día son más los que gritan
por defenderla y los que la exigen, la necesitan. El cura va disfrazado de
cura, quiere demostrar su categoría religiosa. Cristo nunca se vistió de nada (creemos)
que no fuera las ropas de época. Ni él ni sus discípulos. Pero desde hace
siglos mandan los disfraces de color y boato. Snif.