Yo creo que la grosería de algunos periodistas está de moda.
Es una forma de ganarse las sopas cuando no se está en la inteligencia
suficiente como para vender opinión.
Tras llamar Alfonso Rojo a Ada Colau “gordita” mientras
sonreía en la Sexta, ahora le sale a su defensa un tal Salvador Sostres
llamando directamente gorda a Ada y aconsejándola que reparta su grasa con los
pobres. Jodo como se las gastan los de derechas cuando les quitan SU razón de
insultar. Este Salvador tendría varios adjetivos posibles, pero no me gusta
ponerme a pensar por él.
Algo les pasa a los de derechas extremas que se ponen
violentos con los progres, lo cual es un marchamo de reconocimiento. No es
posible ser progre respetable si antes no te han insultado los fechas, deben
pensar los que pululan por lugares de comunicación que nunca antes tuvimos en
este santo país. La crisis está haciendo estragos entre todos. Pero al menos
entretienen con sus groserías, y siempre es mejor que se entrenen a faltar
desde un medio de comunicación que no desde la calle y en los callejones a
oscuras.
Para mi que como Mariano habla muy poco les está dando a
todos los derechones por ocupar su papel de comunicador creyéndose con la razón
de tener que decir groserías. Pero nadie alcanza la finura de Esperanza, sus
razonamientos finos ni sus excusas de mala pagadora.