La economía es estado de ánimo. Es hoy (casi) imposible estudiar economía si no se conoce lo más profundo de la sociología. Los números y los dineros se mueven a ritmo de miedos y de ánimos, de temores o de optimismo. Y eso hay que tenerlo en cuenta.
Cuando Zapatero nos dijo que estábamos jodidos y que había que recortar y jubilarse muy viejos teníamos una prima de riesgo a 165, la misma que hemos vuelto a tener ahora, cuatro años después. No sabía (decía) que subiría hasta la nubes pues no se enteraba de nada, ni de la crisis que nos vino en 2007 y que para José Luis era un resfriado (aseguraba para no meternos miedo).
Lo cierto es que cuatro años después, decimos ante la misma prima de riesgo (es decir el dinero que se nos va en pagar intereses de la deuda a “otros”) que estamos cojonudos, que esto es la bomba y que ya salimos. Eso si, debemos el doble de dinero, hemos tenido que meter miles de millones para que los bancos no se nos hundiera, tenemos más millones de desempleados y la sanidad o la educación están de asco además de tener una sociedad mucho más cabreada.
Pero ahora nos cuentan que estamos de vicio. Que debemos estar contentos pues ya salimos. Y nos dice el Mariano que aunque ahora solo lo noten unos pocos en el futuro lo notarán muchos más. Con dos cojones. Ahora lo notan solo los ricos que son más y con más. Pero los desempleados y los jubilados y las clases medias y los pobres, eso también lo notan. Pero a peor. Se equivoca Mariano (por que así quiere equivocarse), lo estamos notando todos. No es la crisis, es la reubicación social.