En Portugal van a explorar una línea interesante de ajuste público entre la Seguridad Social y las pensiones y los impuestos. Ajustes que deberíamos analizar con calma.
Se va a subir un 0,25% el IVA (del 23% actual al 23,25%) para destinarlo a cubrir el déficit de las pensiones, entre otras medidas añadidas. Inevitablemente hay que asumir que los impuestos tendrán que soportar parte de la carga de pensiones si los ingresos de la Seguridad Social no son suficientes. ¿Pero quien pagará realmente ese 0,25% del IVA?
Cuando la subida es tan pequeña gran parte de la misma la tendrán que soportar las empresas que no podrán trasladar la subida al producto final, al consumidor. Cuando las empresas ya van mal uno sabe que cualquier ajuste en sus resultados pueden suponer la puntilla, pero también admitimos que estamos en un mercado libre donde los precios los pone la empresa en arreglo al mercado.
Un café de 1,50 euros no puede costar a partir de esta subida 1,51 euros (debería costar 1,504 euros si aplicáramos la subida del IVA). Aunque lo cierto es que por cada café que el bar venda al cliente, la empresa tendrá que pagar 0,4 céntimos más de IVA que antes. Pero los mercados saben defenderse antes estos asuntos de muchas maneras. Por ejemplo subiendo solo algunos productos y manteniendo otros. A la empresa lo único que le importa son los resultados finales y globales de todas sus ventas y no el precio de los cafés que venda. De eso saben y mucho los supermercados que a veces algunos productos los venden casi a pérdida para tener más clientes y ganar más en la totalidad de sus ventas.