Artículo publicado en Heraldo de Aragón, escrito por José
Luis Soro, Presidente de Chunta Aragonesista, sobre la Monarquía y la
República, sobre el momento tan importante para España que estamos viviendo
tras las Elecciones al Parlamento europeo.
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El lunes de la abdicación del rey, llegaba (yo) por la tarde
a la Plaza del Pilar junto con miles de personas, la mayoría muy jóvenes, y
cientos de banderas tricolores y cuatribarradas, un amigo que me acompañaba,
señalándome las puertas de la basílica que estaban cerrando a nuestro paso, me
dijo: “Parece que el miedo ya está cambiando de bando”.
Confieso que nunca me ha gustado esa consigna, ya que no
creo que el miedo deba tener cabida en la vida política. Así que me quedé más
con la siguiente frase que me dijo: “Se están dando demasiada prisa para
intentar que todo siga igual, pero creo que ya nada va a ser lo mismo. Han
agotado el crédito”.
Estoy completamente de acuerdo. El tablero ha sufrido una
fuerte sacudida, varias piezas han caído, algunas se tambalean y han aparecido
otras nuevas, pero sobre todo, han cambiado las reglas del juego, ya nada
volverá a ser igual. Efectivamente, si alguna enseñanza podemos obtener de los
últimos acontecimientos (el descalabro en las urnas de PP y PSOE, los dos
partidos que se han venido repartiendo el poder desde la transición; el ascenso
de fuerzas políticas transformadoras, pero también de opciones abiertamente
reaccionarias; la abdicación del Jefe del Estado y la exigencia de un
referéndum por todos los partidos de la izquierda) es que el marco
institucional y político que nació con la Constitución de 1978 es percibido por
la ciudadanía como definitivamente agotado y superado.
Quienes votaron entonces lo hicieron en circunstancias
absolutamente distintas a las actuales: los miedos y las esperanzas de ese
momento se han transformado en frustraciones y exigencias de cambio. Pero,
además, la mayoría de la población española no participamos en el Referéndum Constitucional.
Formo parte de una generación que conoce perfectamente las
causas y los culpables de esta crisis económica, social y democrática que
venimos sufriendo hace años, y que está decidida a ponerle fin. Esta nueva generación,
con la que el partido en el que milito, Chunta Aragonesista, está plenamente
comprometida, exige una renovación total del contrato social, una
democratización radical de las instituciones, un control político riguroso que
ponga coto a los excesos de poder y a todas las formas de corrupción y
corruptelas, un desarrollo pleno de los servicios públicos, unas políticas
sociales que garanticen la distribución equitativa de la riqueza, un estado
laico que respete las creencias de todos en pie de igualdad, en el que la
realidad de las distintas naciones que la componen se vea reconocida como un
valor.
Pero también, ahora más que nunca, hay un pueblo con derecho
a decidir la forma de Estado que deberá articular todos esos otros derechos. El
referéndum para decidir libremente entre monarquía o república, plenamente
amparado por el artículo 92 de la Constitución, debe ser el primer paso para
abrir, sin temores, un ambicioso proceso constituyente. El reto que tenemos por
delante quienes tenemos responsabilidades políticas y asumimos el compromiso de
ejercerlas a favor de la ciudadanía aragonesa, es llegar a hacer realidad la
definición de democracia que nos dejó Tierno Galván y que se resume en “Hacer
que lo que quieren los más, se convierta en lo mejor”.
Pero para conseguirlo,
los más, esta mayoría social y política que no estamos dispuestos a que todo
siga igual, debemos sumar fuerzas, coordinar estrategias, caminar juntos. Solo
desde la unión seremos capaces de culminar el cambio que hoy resulta
irrenunciable.