Esta semana anterior se ha realizado las distintas Ferias
del Libro por media España. Y uno cuando acude con intención de comprar libros
no habituales se encuentra con la sorpresa desagradable del precio.
Paseando por la Feria del Libro de Madrid encontré varias
editoriales que en Zaragoza no es posible conocer con obras interesantes. Los
precios de casi todos los libros oscilaban entre los 20 y los 35 euros. Es
decir para que no se nos olvide, entre las 3.000 y las 6.000 pesetas. Se me
dirá enseguida que una entrada de fútbol cuesta más, que una comida en un
restaurante es más cara, etc. Y yo les tendré que decir que puede ser cierto,
como también lo es que cada vez se venden menos libros y los libreros necesitan
una ayuda urgente para aumentar sus ventas.
Según se publica hoy en El Mundo del precio final de un
libro sin IVA, el autor se lleva solo un 10%. El editor necesita un 25/35% para
poder dar forma al libro. El distribuido o la editorial si van unidos se lleva
entre el 30/35% del precio para dejarle otro 30/35% al librero.
Está claro que ni el autor ni el librero son (casi) sustituibles
pero en la edición electrónica las necesidades cambian y mucho excepto en el
precio que casi no cambia nada. Los lectores, que cada vez da la sensación de
que somos menos, no tenemos que ser los más ricos de la sociedad para serlo. Y
nuestra capacidad de consumo en plena crisis sistémica es la que es y punto. Si
queremos vender más libros, entre otros cambios, deberíamos analizar si el
precio es el lógico.
Si somos capaces de sacar al mercado un libro en
tapa dura a cuatro colores y lleno de imágenes o ilustraciones por 20 euros no
es entendible que un libro de solo texto en blanco y negro cueste 25 euros.