Yo tengo un amigo perro, un bichón con el que hago vida en común para gozar ambos. Un animal de compañía es una buena compañía, con los amigos de compañía intercalas en todos los sentidos. Veamos si somos capaces de aprender algo de ellos.
Comunicación integral. Yo hablo con mi amigo de palabra, de mirada y de gestos. Él me pide, se queja, me susurra, me exige, ronca, sabe decir cuando se siente solo y con ganas de jugar, se pelea y me gana.
Sabe quien manda en casa, el grado que él debe tener de poder, para no quedarse corto con ninguno pero también para no pasarse. Sabe morderme y si sabe que me ha hecho daño se apresura a pedirme perdón a su manera y con urgencia. Emplea los besos como una moneda de cambio.
Ustedes dirán qué pinta esta harta de sandeces y obviedades sobre la relación con mi perro en un blog para vivir mejor. Pero la respuesta cae sola.
Mi perro disfruta cuando le acaricio, cuando le rasco la tripa o la espalda, cuando está pegado a mi cuerpo y siente el calor de otro animal más grande, cuando come lo mismo que yo, cuando logra jugar conmigo y ganarme.
Si sabemos que a los animales les gusta una serie de cosas sencillas y casi básicas, no es fácil entender que entre los humanos nos toquemos tan poco, nos acariciemos menos, nos abracemos tan poco, juguemos con el cuerpo muy de vez en cuando, no estemos casi siempre tocándonos para notar el calor humano