El Steve Jobs español, al que le dábamos premios y
alabanzas, al que recibíamos como un héroe y un empresario del que copiar
ilusión e innovación, ha resultado ser otro tramposo más. Jenaro García y su Gowex nos ha
vuelto a dejar a España como unos zorros en la Europa asustada por los
comportamientos españoles con sus inventos de crecimiento rápido. Allí donde
vemos negocio en realidad lo que hay es trampa cuando no delito.
Gowex nos lleva a España a sus peores momentos pues la
credibilidad vuelva a caer a los barros, empujados en muchos casos por la
milagrosa Caja Madrid, que debe ser divina pues está logrando en España hundirnos
a todos pero que nadie salga detenido ni señalado como bárbaro tramposo.
Todo era falsa y chapucero, pero curiosamente nadie se daba
cuenta, nadie digo de los que cobran para darse cuenta. Nadie asume su
responsabilidad, todo es bonito, es fácil hacerse rico en España pero siempre a
costa de empobrecer a otros. Esto en otros tiempos se llamaba robar, traspasar
dineros entre manos distintas sin pedir permiso. Ahora se llama hacer negocios
y levantar al país. Antes simplemente se llamaban timos y engaños. Ahora les
damos premios semanas antes de ser detenidos si son tontos, antes les
repudiábamos.
Pero seguimos como si nada sucediera. Los españoles lo
ponemos fácil para que nos engañen, asumámoslo. Muchos de los engañados eran
simples engañadores, pues esperaban rentabilidades de más del 200% en plena
crisis. ¿Es normal creerse eso, admitirlo, pensar que es ético?