Hoy el PSOE salía de su Congreso Extraordinario con menos
fuerza y brillo del que esperábamos, con una integración política que se ha
complicado en estos dos días, con un claro exceso de dependencia de Andalucía
aunque se disimule, con la sombra de los Barones pululando por el Congreso con
sus sonrisas falsas, con zancadillas a Extremadura y Asturias.
Cerraron el Congreso con la sombra del día de mañana, tras
una nueva Ejecutiva que hay que dejar trabajar unas semanas para ver su color
exacto. Creo, eso si, que IU y Podemos están contentos con esta Ejecutiva. Les
deja su espacio político y social sin tocar. Sigue habiendo espacio vacío para
llenar de ideas.
El PSOE busca otra vez el espacio del centro izquierda, ese
que perdieron por desafección, ese que les suena a natural; pero los tiempos
son otros. Creen —y puede que tengan razón— que todavía hay tiempos para
resolver lo actual y volver a las situaciones calmadas de antaño. Es decir,
casi nada ha cambiado en la sociedad para un PSOE que cree puede retomar el poder
desde la juventud de sus nuevos gestores pero sin mucho más. Es como si
volviera el resplandor de Zapatero, sin manchas en las batas de la cocina, con
las sonrisas renovadas.
Pero la sociedad puede que esté esperando otra cosa. Lo
iremos viendo poco a poco para ver sobre todo si dentro de este nuevo PSOE hay
otra “chicha” otro músculo diferente. Sea de izquierdas o de centro, pero
diferente a la hora de encarar el futuro con otros rasgos y otras cualidades de
participación y de entendimiento social.