La necesidad de generar ingresos es tan alta que somos
capaces de crear una empresa de disfraces en plena Plaza Mayor de Madrid para
engañar a cautos turistas venidos de lejos. Con unas telas que en nada se
parecen a las reales, con un diseño que mezcla la mentira y el color ha creado
este señor un chiringuito para satisfacción de guiris y así se puedan llevar la
“marca España” a sus tierras como si hubieran sido toreros o folclóricas durante
una tarde loca. Se impone el rojo, el
abanico, la muleta y las hombreras. Todo por una fotografía vestido de guiri
disfrazado.