El Arte tranquiliza y por ello cura. Contemplar y disfrutar del arte pero sobre todo crearlo, hacerlo, pensarlo, ayuda a crecer interiormente y por ello sana el alma. El arte y la artesanía es trabajo de manos y mente, la suma de lo que tenemos con más valor.
Las personas que en las cuevas prehistóricas pintaban con sus manos lo que veía y creaban arte con pigmentos simples se estaban cura do mezclando el arte y posiblemente la religión o la espiritualidad.
No es solo una pintura, es también crear o disfrutar de la música, de un dibujo, un poema, una comedia, el cine, el teatro, la fotografía, la literatura, la escultura, la joyería, un vídeo, una viñeta, o incluso la gastronomía o la jardinería creativa.
Todo lo que sea crear con las manos algo que no existe es positivo y terapéutico. Sirve para curar soledades, males interiores sin causas claras, heridas del alma. Lo importante es la decisión, el diseño mental de la necesidad, el trabajo de la creación, la pelea y la lucha con el vacío y con la nada. Y luego la contemplación. El error es creer que lo que se ha hecho debe ser bueno desde el principio. Lo que importa no es el final sino el camino intermedio.