En los lugares más comunes, en las terrazas de verano o en
los balcones de cualquier hogar, nos podemos encontrar con maravillas naturales
que sorprenden si nos acercamos. Esta flor abanico, esta belleza natural, no
sabemos a qué familia verde pertenece, simplemente nos atrapa con sus formas y
nos convence de que somos muchos más feos que todas ellas. La belleza se
esconde en las miradas pero nos esforzamos en no aprender a observar. Si nos
fijamos en la ramita débil que sujeta la flor vemos que el camino hasta ella es
mucho más flojo que lo que sujeta y sostiene. La ramita nunca intuye que
servirá de sustento a tamaña belleza, pero esta se marchitará en unos días y la
ramita se mantendrá erguida. Otro milagro natural más.