Surgen buenas ideas en Barcelona y Madrid para intentar
aunar fuerzas progresistas con el único destino de desplazar a los
conservadores de los ayuntamientos y los gobiernos autonómicos. Hay que colocar
a cada intento en su justa dirección de intereses pues los del PP saben
perfectamente cuales son los suyos. La izquierda pues debe saber trabajar los
propios y sacarles brillo.
Pero no es nada sencillo lograr la convergencia de las
izquierdas en un grupo unido, en un frente que trabaje conjuntamente.
Es cierto que el sistema electoral español no siempre premia
la unión de fuerzas en los Ayuntamientos, siempre que no se pierdan votos en
los cortes de acceso a las concejalías. Pero la idea es otra mucho más
innovadora e integradora para la sociedad que sufre. La idea es presentarse con
más capacidades, con más elementos de integración y con un programa capaz.
La idea necesaria es presentar otra forma de hacer política,
es repescar a los desinteresados, a los apagados, a los millones de españoles
que ya no creen en la izquierda. No es posible asumir que en plena crisis de
derechos, de desempleo, de pobreza, millones de personas que en algún momento
creyeron que votaban a la izquierda ahora se queden en casa sin acudir a elegir
su futuro.
¿Deben agruparse todas las fuerzas de izquierda en una sola
marca electoral para dar imagen de unidad, de capacidad?
Sería lo lógico, lo deseable, pero es lo imposible. No se
dan las condiciones para agrupar a las direcciones del PSOE, de IU y de
Podemos, más otra media docena de partidos menores de izquierda, que entre
todos ellos no se llevan nada bien, por decir que se llevan MUY mal. Y esto lo
sabe muy bien el PP y se aplaude así mismo.
¿Qué solución queda?
Convertir lo imposible en posible, hablar y hablar. Dar la
imagen de unidad, salir a presentar la cara por encima de todo y dar la imagen
de capacidad. Tan importante es ir unidos como dar la sensación de que se puede
ir unidos. La sociedad necesita referentes, equipos de capaces, ideas reales de
posibilidad real para salir de estos barullos, capacidad de trabajo.
La idea es muy simple.
1/ Reúnete en una mesa 4 miembros del PSOE, 2 de IU y 2 de
Podemos, uno del BNG, otro de Compromís o Equo, otro de CHA y uno de grupos
ciudadanos. Doce personas capaces, que sin que lo vea nadie discuten y hablan,
forman un grupo de trabajo y se pelean, vuelven a hablar y discuten otra vez.
(Podrían ser 6 del PSOE, 3 de IU y 3 de Podemos, 2 de grupos políticos menores
y 3 de equipos de trabajo ciudadano. En total 17. Es decir, las posibilidades
son múltiples)
2/ Dan una rueda de prensa donde habla uno pero asisten 2
del PSOE más uno de IU, otro de Podemos, otro de grupo ciudadano. Y trasmiten
que tienen una base común, muy amplia, que quieren someter a sus bases, que
deben pulir y abrillantar y que seguirán hablando para buscar sinergias de trabajo.
Son distintos, seguirán siendo distintos, pero pueden y deben trabajar juntos.
Esto es imposible. Si. Es imposible. Pero es lo necesario. Se dirá que desde el PSOE al resto de grupos hay una distancia ideológica tremenda. Mentira. Lo que hay una distancia tremenda entre los líderes de partidos, no entre las mayorías de sus militantes.