El escándalo o el engaño de la empresa Gowex es mucho más
que el simple engaño de un tal Jenaro que se las creía muy felices con tal de
seguir a rajatabla su propia filosofía: “Hay que arriesgar si quieres
triunfar”. Lo malo es si cambias arriesgar por engañar; lo malo es si el riesgo
no lo corres tu sino “los otros”.
Gowex (presuntamente) es el ejemplo de que España necesita
un meneo de aúpa, un cambio de normas morales y un paquete de ceses y abandonos
que asustan a Europa. Los que controlan solo saben ir de comidas a sitios caros
y taparse las narices para no oler. Los que crean mierda se ven libres de
crecer a costa de todos los que ansían dinero fácil y no miran al suelo nunca.
El sistema español del Mercado Alternativo Bursátil, un
invento propio para lograr dinero en las financiaciones que no tienen crédito
bancario, es algo peligroso si no se hace bien y por ello debería estar muy
bien regulado pero sobre todo muy bien vigilado. Pero en España simplemente le
damos premios, como si ya admitiéramos que somos unos benditos haciendo trampas
que nunca se notan. Pero a la vez es algo muy necesario e interesante si se
realiza con las lógicas éticas empresariales que se sobrentienden.Hay que advertir que la mayoría de las empresas del MAB Mercado alternativo Bursatil, optan por la ética, la legalidad y el trabajo serio.
Veamos en qué consiste el MAB, explicándolo con unos
brochazos gruesos.
Las pequeñas empresas lo tienen complicado para obtener créditos de
bancos. Pero necesitan ayudas y capitalizaciones para poder crecer e invertir
en nuevos mercados en nuevas proyección de producción..
Los empresarios nuevos (y los viejos más, pero también con más respeto)
saben que una empresa es el 100% de algo, pero que con aproximadamente un 51%
de su propiedad ya pueden hacer y deshacer.
Les sobra pues un 49% del poder o del tamaño de la empresa (cuando no un
60% pues es muy complicado poner a los minoritarios de acuerdo en algo) que
pueden vender sin perder poder, y en la venta conseguir la financiación que les
falta para crecer. Dinero sencillo y sobre todo muy barato.
Estas empresas (es decir los que realmente son los dueños de estas
empresas) ponen a la venta el 49% que no necesitan para seguir gestionando, con
total impunidad y buscando dinero gratis. Quien compra busca beneficios que el
sistema convencional no les da ni de lejos.
Y como no es fácil encontrar compradores, incluso no es bueno entregar
ese 49% a una o pocas personas, crean un Mercado Alternativo Bursátil para que
se vendan estas acciones casi de una en una, a inversores ávidos de grandes
ganancias, que no invierten mucho dinero en algo sino muchos pocos en muchos
nichos.
El que compra quiere beneficios, quiere seguridad y ganancias rápidas,
quiere meter su dinero en una empresa que sea moderna, nueva, con garantías de
futuro, exportable, chula, con dirigentes de la “New age”. Pero no se preocupan
de mucho más que no sea la imagen, la marca, el márquetin del vendedor listo.
Miras las cotizaciones bursátiles y observan como suben, y entonces se
preguntan que qué hacen ellos fuera de este sistema que entrega más del 200%
del capital invertido, en forma de números en una cotización que no controla
casi nadie. Compraron a pesetica y hoy vale 200 peseticas. Puro mercado
filatélico, de papel y números.
Si
para demostrar innovación y meteórico crecimiento, efectividad de las nuevas
inversiones, capacidad de crecer y dar beneficios…, si para ello hay que
engañar desde el que vende, se engaña. Todo con tal de que los números apunten
un crecimiento rápido que nunca haga pensar al que compró que tal vez sea el
momento de vender.
Y lo curioso es que algo tan sencillo de detectar, ante una tentación
tan inmensa de engañar, no se construye
en España un mecanismos eficaz de control. ¿Somos los españoles tan listos como
para no ser necesario el simplemente copiar sistemas de vigilancia económica
que otros mercados y países ya tienen?