La invasión de Gaza por parte de Israel es una situación de las
que la comunidad internacional mira para otra parte por miedo al poder del
equipo de los matones, de los duros, de los violentos. Israel tiene sus razones
para defenderse, que las pierde en cuanto emplea la violencia, pero es que no
sabe emplear otras herramientas para hacerse notar, para proclamar que es el
chulo de la clase, amparándose siempre en el doble lenguaje de que además es el
que sufre las agresiones.
Y esta vez y tal y como van los acontecimientos, lo normal
es que todo termine con la invasión total de Gaza y el alejamiento de los palestinos
hacia otras zonas. Israel quiere volver a tener bajo su poder toral la zona de
Gaza y la de Cisjordania. Volver a las fronteras que ella misma se marcó en la
Guerra de los Seis días de 1967 sin la Península del Sinaí o los Altos del Golán,
de momento. Y Gaza va a ser el primer objetivo.
Pero no nos olvidemos que detrás de todo este conflicto
inmenso en el tiempo hay un odio de los países árabes a los dos contendientes.
La mayoría de los países (cuando eran países, pues ahora no se sabe qué son) no
quiere reconocer a Israel, pero tampoco quieren un Estado plenamente reconocido
para los palestinos. Es un problema grave donde muchos juegan a la estrategias
y donde siempre pierden los mismos, los palestinos.