Hoy se han cerrado dos puertas. Brasil ya no puedo exportar
jugadores de fútbol a precio de oro durante unos años, y el PSOE ha cerrado la
puerta de la transición política en España para abrir otra indecisa y llena de
incertidumbres, que será elegida mañana durante todo el día.
La teoría de los ciclos es curiosa y siempre cruel con quien
pierde. Incluso muchas veces también lo es con quien gana. Mañana los afiliados
socialistas votarán sin saber qué, deseando no equivocarse, dudando con
incierto futuro de si abren o si cierran una puerta.
Ayer tuvieron reuniones de barrio y los viejos socialistas
siguieron imponiendo sus cerrajas de mal cuño sobre los jóvenes o sobre los que
son simplemente socialistas de apoyar y creer. Gane quien gane, quien obtenga
la enorme responsabilidad de resucitar o enterrar al PSOE debe obligar, a que
los que tienen todavía el socialismo de los años 30 en su punto de mira, de que
se abstenga en sus intentos de seguir controlando los poderes locales, pues
maldito el favor que están haciendo a lo que debe ser la evolución normal de
toda organización. Más todavía si es social o política.
Mañana leeremos que Brasil se ha hundido en la miseria, que
se ha cerrado la ilusión de un país que pone el fútbol en el punto de vista de las
ilusiones y que las penas se curarán con lágrimas. Mañana estaremos muy
pendientes de saber si será Sánchez, Tapias o Madina quien se tenga que poner
el mono de trabajar sin descanso. Yo tengo mi preferido, aunque no vote lo he
hablado con algún socialista que sí votará mañana. Lo curioso es que tengo
pocas posibilidades de que mi preferido salga como triunfador, lo cual es
positivo para mis intereses partidistas, que son otros. Pero mi obligación
moral es pensar en lo mejor para la izquierda, y mañana hay malos y menos
malos, grises y de plástico, soseras y contundentes. Pero ninguno de los tres
candidatos ilusiona y eso es un gran déficit antes incluso de haber comenzado.