Dosifica tu enseñanza, para que siempre tenga algo que enseñar

En tu vida eres bueno en algo; seguro que eres muy buen profesional en alguna actividad aunque tú mismo no te valores así. Tus amigos, en tu empresa, tu familia sabe que algo que tu haces, lo realizas mejor que los demás. Y desearán concoer tu opinión, tus enseñanzas.
 
Como es así, apúntate este consejo.

Nunca digas todo lo que sabes sobre tu habilidad, tu oficio, tu forma de trabajar. Resérvate algunos trucos, dosifica hasta donde debes enseñar. Pero si estás de verdad enseñando algo a alumnos o otras personas, avísales que hay materias y soluciones que no les estás diciendo, que parte de tu sabiduría falta por explicar y aclarar, comentándoles que alguna cuestión está sin explicar, pues la dejas para más adelante.

De esta forma conservarás tu profesionalidad y lograrás por otra parte que tus alumnos de vida, se esfuercen en buscar y aprender lo que ya saben que falta.

También hay que ahorrar en la entrega de lo que sabes, para dosificarlo y que siempre tengas capacidad de enseñar, de seguir entregando. De esta manera conseguirás que te sigan admirando por lo que sabes y te tengan en cuenta. 

Pero todas estas palabras, estos pequeños consejos se acaban cuando por edad ya están en el sitio en el que simplemente estás descansando y ya no aspiras a seguir conquistando altares. Cuando por edad ya has alcanzado las metas que te proponías y no quieres seguir sumando nuevas metas, entonces sí, debes entregar toda tu sabiduría para que otros la amplíen y puedan edificar sobre ella más todavía.