A veces las imágenes engañan sabiendo que están engañando, pero sin dejar de ser verdades.
El fotógrafo siempre puede utilizar los trucos del oficio para enseñar lo que a
él le apetezca, obviando o eligiendo encuadres, o jugando con las perspectivas como en este
caso.
En esta fotografía vemos al presidente ruso, Vladimir Putin, dando
la mano a su homólogo de Ucrania Petro Poroshenko, en un encuentro que han
tenido en la ciudad de Minsk de Bielorrusia. Era una reunión entre varios países
vecinos en donde sin duda se ha hablado de la guerra o violencia que en estos
momentos impera en la zona entre tropas de Ucrania y de Rusia.
Pero Putin que es el potente aparece pequeñito, ante un
Petro Poroshenko que aparece enorme. Incluso la cara de Vladimir Putin aparece
como infantil, ligeramente con la cabeza agachada como de vasallaje, en un
claro gesto que denotaría debilidad ante una persona mucho más potente.
Efectivamente es una mentira del fotógrafo que ha sabido sacar mucho partido a
la imagen eligiendo entre varias de ellas la que más apetecía para provocar un
sentimiento. Estoy seguro que a Vladimir Putin esta imagen no le habrá hecho
mucha gracia, pero nadie puede decir que se ha manipulado, pues simplemente es
la realidad vista desde una óptica determinada en un segundo aprovechado.