Esta Puerta de los Deseos no es solo para niños que no saben
pedir, es también para los adultos que desean buscar otras salidas más
naturales, más ilusionantes, originales y nuevas. Es la Puerta de los Deseos para
usarla. Pero tienes que querer. Nada es obligatorio o al menos nada debería
serlo.
¿Y como se usa la Puerta de los Deseos? Pues es fácil, casi
como todas las puertas del mundo. Se abre, se mira con calma y lentitud lo que
hay en el interior de ese lugar, de lo que hasta ese momento estaba tapado y
escondido; se entra por la Puerta de los Deseos al otro lado con alegría pero
con calma; si tienen reparos no dejes de sujetar fuertemente con la mano la
manilla de la puerta, y eso si, una vez que has entrado en el lado de la Puerta
de los Deseos, cierra la entrada con cuidado y sin ruido. Ya estás dentro. ¿Y
ahora?
Verás que estás en otro mundo, en el nuevo, en el que has
elegido, en el que hay más luz y menos tinieblas, aunque sin duda también
tendremos días de tormentas y de rayos. Pero sobre todo observarás algo
imprescindible. Ya no puedes volverte atrás, la puerta no se abre desde la
nueva posición. Es como las puertas de las habitaciones de los hoteles, que una
vez has salido la empuñadura se queda fija para no volver sobre tus pasos. Si
entras es para quedarte. Aquí se sueña más y mejor, pero tienes que querer.