Nuestra obligación, la de todos nosotros, es la de luchar
contra la pobreza y nunca contra los pobres. Si es esta, nuestra primera labor
hoy, no digo nada la del gobierno que gestiona la sociedad. Debería ser una
prioridad lógica y básica. Pero se entiende que los pobres molestan, sobran o
incluso el cinismo más absoluto, los pobres lo son porque quieren.
Hace unas semanas escuchaba como una cajera de un
supermercado de mi calle decía a unos vecinos que el indigente de la puerta del
súper entraba todos los días a cambiar monedas sueltas por billetes y que cada
día se llevaba más de 50 euros. Lo dudé pero no tenia pruebas de esto. Ayer por
la tarde noche lo vi con su esposa o compañera recogiendo entre los cubos de
basura desperdicios. Pueden ser viciosos, enfermos incluso, pero casi seguro es
que simplemente no tienen dinero y tienen que comer de la basura, por que es
una mentira que recoja más de algunos pocos euros de su jornada de 12 ó 14
horas sentado en la puerta del Súper. Muchas veces somos nosotros mismos con
idioteces los que no entendemos que la pobreza es una tragedia brutal; que
nadie es pobre por vicio. Y si tan bien viven los pobres, la solución es fácil.
Convirtámonos en pobres de pedir sentados en la calle y esperemos esos
fabulosos resultados económicos.