Solo las personas de gran éxito son capaces de marcarnos el futuro, de dejarnos frases que se harán célebres, de pasar a la historia en más campos de los que en realidad les ha llevado al respeto y a la celebridad.
Si un gran músico o un investigador nos hablan de la filosofía social, sus frases quedarán entre nosotros como verdades añadidas a nuestra cultura, pero es muy posible que otras personas sin su misma fama puedan tener opiniones más claras o más novedosas. La falta de respeto y reconocimiento social les llevara a que sus frases nunca sean atendidas.
De esto se desprende que antes de crear cátedra debes ser respetado en algo, tener éxito en alguna actividad, pues a partir de este reconocimiento, te vendrán fácilmente añadidos otros muchos. Demuestra que eres muy bueno en algunas actividades, y conseguirás ser bueno en muchas otras. No es correcto esto, pero inevitablemente es así.
La excelencia es el camino que nos lleva a la meta, pero aquella excelencia que esté llena de ética, de aprendizaje, de esfuerzo, de ganas personales por alcanzarla con el debido respeto a todas las normas. Pues una vez alcanzada la excelencia serás mirado con detalle, antes de conseguir el respeto que da el éxito. No todos los que llegan a la meta del éxito consiguen el respeto social, y algunos lo pierden cuando nos enteramos de las tretas que han empleado para llegar o para mantenerse.
Para ser respetado, casi siempre, hay que trabajar duro en intentar la excelencia en tus labores.