Durante 40 años hemos tenido un capitalismo aceptable pues
lograba hacer crecer las Clases Medias y por ello mantener las esperanzas de
que parte de los trabajadores lograrían tener una vida más razonable, con más
derechos y un nivel de vida en aumento.
Pero en los últimos 6/7 años las cosas van cambiando en la
Europa del sur de momento, poco a poco pero sin cesar, en la misma línea que Reagan,
Thatcher o Bush padre lograron hacer en los EEUU, provocando un retroceso de
las clases medias, un crecimiento del número de trabajadores de nivel bajo y un
mantenimiento de ese 20% que siempre sigue siendo el “rico”, que además de
tener dinero tiene el poder, y nunca se presenta a las elecciones.
Estas políticas se basan en tres pilares fundamentales.
Menos salarios y menos derechos laborales
Menos estado del bienestar o simplemente menos Estado
Menos igualdad en el acceso a la educación y formación de calidad
Podemos fijarnos que es un tipo de políticas que en España
también se están realizando y no solo de la mano del PP aunque mucho más desde
la mano de los conservadores. Pero este tipo de políticas económicas y sociales
fueron empleadas también por el PSOE ante la crisis, o por partidos
nacionalistas españoles en sus territorios. La Clase Media resulta a veces un
estorbo, pues si bien hace el juego necesario del consumo, tiende a pedir más
derechos de los que las Clases Altas desearían entregar, pues saben que se
contagian hacia las Clases Trabajadoras o Bajas. Las Clases Altas permitirían
que las Clases Medias fueran cómplices del reparto desigual, pero en la medida
en que estas se alinean más con los trabajadores, producen temor en los que
gobiernan desde la sombra.
Nunca ha sido problema políticos de derechas o izquierdas,
aunque nos lo han hecho creer para mantenernos en tensión social controlable
por los “escondidos”. La división es entre poderosos y trabajadores. Entre los
que trabajan para el sistema y los que recogen el fruto del sistema. Lo curioso
es que siempre han existido un gran número de trabajadores incapaces de ver que
estaban siendo manipulados. Aceptarlo y asumirlo puede ser lógico y entendible
dentro de las formas personales de comprender el sistema, pero creer que esto
no es así como funciona, sobre todo si tienes una formación suficiente, es
curioso.
Pero si nos fijamos en el punto 3 de los arriba expuestos,
vemos que efectivamente, en la actualidad (y casi siempre) la mejor manera de
controlar el sistema creado es dominar la formación para que se creen el número
de profesionales que se deseen y que sepan hasta donde se quiera que sepan.
Nada menos de lo necesario para que sean muy productivos; nada más de lo necesario
para que no sean más libres.
Los sindicatos han entrado al juego desde hace décadas por
motivos que ahora todos vamos destripando. En vez de crear grandes cursos de
alta calidad para dignificar el trabajo y permitir crear empresas nuevas desde
el autoempleo, han optado por lo sencillo: cursos de iniciación, sencillos,
básicos o a lo sumo de calidad intermedia. Por ello en España no tenemos un
tejido industrial o empresarial de calidad, pues en gran medida son empresas
que pasan de padres a hijos, o grandes corporaciones que nunca admiten la
competencia, o nuevos oficios que sufren la purga económica de la mala
financiación. Donde no llega el sistema, llegan los bancos para pulir y
limpiar.