Tras ver el programa "Iñaki" en Canal+ uno vuelve a creerse que es posible otra televisión, que todavía no ha muerto la calma y el escuchar, las pausas y los silencios con miradas. Hoy entrevistaba a Mario Vargas Llosa que era otro lujo. Además de leerle como ficción me ayudó a aprender a escribir y hoy ha dado una lección magistral sobre lo que siente un escritor mientras va creando los personajes, se le mueven, le crecen, para al final tenerlos que abandonar.
Cómo hay que saber buscarles voz distinta a cada uno de ellos y lograr que sean creíbles, aunque los odies en contraposición de otros a los que amas. Pero el lector no debe saber nunca a quien admiras cuando los vas creando, pues no deben ser caricaturizados. Sus sensaciones a la hora de escribir son comunes pero explicadas por Vargas Llosa parecen excepcionales. Debe ser el respeto logrado.
Escribir ficción es una encantadora actividad que resulta complicado explicar excepto si eres Vargas Llosa. Pero coincido con él en varias apreciaciones del proceso, tal vez por sus consejos asumidos por mi a través de algunos escritos suyos en donde daba consejos a nuevos escritores.
Él ha dicho casi al final algo importante que también asumo. Un escritor debe participar en la vida social de su comunidad para beber de ella y aprender a moverse por la realidad. Él es muy conservador y odia a los nacionalismos, algo en lo que discrepo pero que no me lleva al mal entendimiento, pues sería un absurdo odiarnos por la política cuando él tanto me ha aportado a mi forma de entender la escritura. También a Vargas Llosa le gustan los hipopótamos y a mi me parecen unos animales gruesos y aburridos. Pero cuando habla me embauca y me atrapa.