Tras el sondeo electoral publicado hoy por El Mundo y del
que hemos dejado en esta entrada el gráfico, caben muchas preguntas sin respuestas.
La primera es que el PP goza de buena salud y que a los populares no les afecta
lo más mínimo el ascenso de Podemos. Ellos van a lo suyo y no pierden
seguidores o electores.
Pero en cambio en la izquierda hay un auténtico cataclismo,
aunque sigan la mayoría de los dirigentes implicados sin saber ver, sin creerse
la insistencia de los sondeo, sin pensar que entre nosotros, los que participamos
en la política desde la izquierda, algo importante ha cambiado.
Podemos no es nada. Esto es lo más curioso de todo. Podemos
no existe todavía aunque tenga “Los 100.000 hijos de Pablo” haciendo círculos.
No tienen programa. No sabemos si son comunistas o socialistas. Incluso si no
son nada de las dos opciones conocidas. No sabemos —de ser algo conocido— hacia
qué opción de las varias que ya existen dentro del comunismo o socialismo se
decantan más, incluso no se lo pedimos pensando los ciudadanos que van a crear
una filosofía política y económica diferente, pero de la que todavía no
entregan ni un solo apunte novedoso.
No tienen más de media docena de personas conocidas por los
medios de los que tenemos algunos bocetos verbales, pero son capaces de que
cinco millones de españoles teóricos les aúpen como la opción lógica para
gobernar esta España. ¿Estamos locos?
Claro que en realidad lo que están haciendo esos cinco
millones de teóricos españoles es decir que todo lo que hay antes de ahora no
les sirve para nada. Que lo que ya conocen es basura para ellos y prefieren lo
nuevo por conocer. No saben qué es Monedero o Iglesias, pero lo prefieren a un Pablo
Sánchez que les suena a un anuncio de El Corte Inglés. Que un partido que todavía
no tiene sede donde reunirse, un local con una caja de zapatos donde guardar
sus apuntes, tengan la misma prospección de voto que el partido que aspira a
gobernar, que el segundo partido político de España, es de preocupar. Pero parece que es lo que queremos los
españoles.
Por cierto, a la hora de sentarse a negociar Podemos e IU: ¿con
qué números de fuerza se sentarán cada partido político?