Los niños en edad preescolar son auténticas esponjas que absorben y aprenden todo lo que les envuelve en la vida. Vayan o no a la escuela, para ellos el día parece tener más de 24 horas, y los padres, hermanos y amigos también influyen y mucho en su formación, en su crecimiento educativo.
Un niño entre 2 y 5 años también sabe aprender simplemente observando todo lo que está a su alcance visual. Sobre todo si tiene movimiento lo que le rodea. Por eso la televisión sin controlar es un problema y debemos compensarlo con otros ejercicios naturales y simples. Si tenemos un animal de compañía, de él aprenderá a interactuar con diferentes personas, a notar las diferencias entre distintas formas de ver la vida.
Un perro pequeño es maravilloso, pero un pájaro, unos peces, un hámster funcionan muy bien también para que observen cambios y movimientos. Incluso en verano unas plantas que dan flores y luego frutos.
Si es imposible ver de cerca estos elementos vitales, se les puede enseñar láminas o imágenes con ellos y su transformación. Pequeños vídeos simpáticos de animales, de paisajes. Y a la vez que se le muestran enseñarla las partes de la imagen y darle nombres a todo.
El niño debe interactuar preguntando y recordando nombres y respondiendo a las preguntas del padre o hermano. Interactuar es vivir con todo y aprender de todo lo que le rodea.