El dinero es un caudal casi fijo, en relación a lo que se
necesita para que el mundo funcione. Si es necesario más se imprime, si es
necesario menos se le resta valor. Pero aunque el caudal es fijo y casi siempre
muy parecido, el reparto es totalmente desigual. Entre personas, entre
sociedades, entre países, entre los tiempos de la historia.
Según tiempos históricos el reparto del caudal difiere, se
abre más o menos el agujerito para los que más hambre pasan, para los que más
necesitan beber. Y siempre, todo el resto del dinero es para quien simplemente espera
llevarse la inmensa mayoría, por que es el que controla la llave de paso.
Tan sencillo como eso, aunque nos falta un actor
fundamental en esta viñeta. Tenemos al que está tirado en el suelo, y al que está sentado en el
sillón. Falta al que está de pie como vigilante para que todo sea como quiere
el del sillón. Como este está tan gordo que le fastidia levantarse para obligar por la
fuerza que el tirado se queje, siempre contrata a mozos fuertes que le hagan el trabajo sucio de levantarse.