El otro día me enteré que existe el verbo procrastinar. En un principio pensé que tendría algo que ver con el sexo, pero no, no es follar poco, no es volverse raro y decidir que ya no te gusta el sexo salvaje. Es simplemente hacer cosas sin importancia. No hacer de momento aquello que deberías hacer y recurrir al: “Ya veremos cuando” o al “luego”. O en vez de terminar un trabajo duro en el ordenador ponerte a follar como un loco contigo mismo.
Los estudiantes tiene fama de muy buenos procrastinadores, pues siempre dejar lo de estudiar para la última noche antes del examen. Dicen. Así que luego no saben donde está Andorra. Los que nos distraemos con tontadas solemos ser considerados vagos, pero en cambio hay que reconocer que estábamos equivocados, que en realidad somos procrastinadores natos que mola mucho más., y que además la procrastinación ayuda a no tener depresión, que es un sistema de defensa, aunque no sea positiva.
Aunque también me he enterado que es un vicio y que como todos ellos no puedes desengancharte. Que cuando procrastinas generas dopamina que es esa cosa que fabrica el cerebro y nos pone contentos y felices, y que sin darnos cuenta pedimos más y mas, y por ello trabajamos menos y menos. Vamos que procrastinar es bueno para la ansiedad y malo para el futuro laboral. Y qué más da si ya no hay futuro laboral ¿no?