Estoy de vacaciones en Birmingham sin salir de mi casa en España, cosa curiosa. Tengo a un hijo estudiando y su afición a la fotografía junto a la mía de preguntar, unidas ambas, logran que yo (casi) viaje sin pasar frío.
No es barato, ya se imaginan, pues hoy los hijos hasta los 40 siguen viviendo de las dádivas familiares, vergonzoso sistema privado de salario social, pero no desde el Estado sino desde la familia. Y además no te puedes desgravar.
Los parques en Birmingham son maravillosos, sobre todo en los pocos días que hace sol. El verde viene pintado de fábrica al estar siempre lloviendo, pero cuando hace sol te crees que son los jardineros los que allí se lo curran, y que aquí en Zaragoza son unos mantas pues todo está arenoso. El caso es criticar para joder al otro.
Las comidas son raras. No vamos a insultar su gastronomía, pues con pasta gansa igual se come bien, no lo sé desde la distancia, pero si caes en manos de los pakistaníes lo normal es que tengas problemas al ir al wc. Aunque haya sido una simple samosa que parecía no picar. Mi hijo me jura que la masticó muy bien, pero que al salir se la ha atragantado para irritar todo el camino. Cosas del picante escondido, que es el peor.
Lo curioso es que si te gustan las iglesias allí tienes de todos los colores, formas y religiones, Vamos que te puedes dar un hartón de visitas diferentes con ánimo de conocer. Desde pagodas a todo tipo de cristianas, desde musulmanas a indias de varias clases. Un poco de jeta, cara de serio y se logra entrar, según me dicen. Probaré en octubre.