Me acaban de pasar el precio de una caña de cerveza en un bar (guapo pero no pub) de Birmingham, de tamaño como si fuera casi una doble caña española pero sin llegar ni mucho menos a la jarra. Al cambio 6,5 euros. Con dos bemoles pirateados.
Un bocadillo de pollo con verduras a la plancha, muy bien realizado, sabroso y grande 4,2 euros. Mucho más la cerveza que el bocadillo.
Así que los jóvenes ingleses se vienen a nuestra España y se les cambia la cara de color y los ojos les hacen chiribitas. Esto es que los sueldos de los pobres se nos han quedado muy cortos, y encima quieren que seamos todavía más pobres. Piratas ellos.