Cada día insisten más los profesionales de la salud mental. Si llevas unas semanas triste, si se te olvidan la cosas sin motivo, si no tienes las mismas ganas de hacer los trabajos que antes, si te estás dando cuenta que las cosas en tu vida no han salido como pretendías, si crees que te has equivocado en parte de tu recorrido vital, si comes y bebes más o menos que antes, si te sientes mayor aunque solo tengas 50 años, si a veces compras compulsivamente, si ahora eras un despistado, si el sexo te atrae menos que antes, efectivamente tienes algunos problemas casi normales en todo ser humano, pero NO tienes una depresión. Debes acudir al médico de familia para el diagnóstico pero nunca SOLO en busca de pastillas.
Está de moda tomar pastillas para lo que es habitual en la vida de todo ser humano, que tengamos cambios y a veces estos sean y los apreciemos como negativos. Un duelo es complicado de admitir, pero hay que sufrirlo para poderlo asimilar. Siempre nos dolerá la pérdida, y es inevitable e incluso bueno que así sea, que aprendamos a soportar el dolor por nosotros mismos.
Hoy la inmensa mayoría de españoles han tomado pastillas para dormir o para despertarse, para tranquilizarse o para ponerse más activos. Para ser más optimistas o para ser más atentos. Para tener mejor sexo o para tener más.
Si acudimos a un profesional médico con nuestros problemas, y además tendemos a ampliar los síntomas para tener la razón en que efectivamente algo importante nos sucede, estamos obligando al médico a tener que diagnosticar un problema pues para eso hemos ido. La presión de los laboratorios hacen el resto.
No es fácil salir del médico convencidos de que no tenemos nada cuando hemos ido sabiendo —pues lo leímos en internet, que lo sabe todo— que nuestros síntomas son graves. El médico tiene la herramienta perfecta. Unas pastillitas de nada y a volar. Eso si, son pastillas que no se pueden dejar cuando uno quiere; ya estás atrapado para siempre o para varios años.
Si saliéramos convencidos de verdad de que esto que nos sucede es habitual pues la vida no es un camino recto, si saliéramos sin pastillas, el médico nos curaría los síntomas con sus consejos y palabras de igual forma que las pastillas blancas. Pero no sabemos salir convencidos solo con las palabras de una persona. ¿Es posible en 4 minutos de atención del médico de familia poder resolver una depresión leve, un duelo por la pérdida de un ser querido? SI, pero con pastillas. Es el método más rápido y el más caro.