El uso que hace Telecinco con las vidas de personas conocidas que se prestan a que jueguen con ellos, por dinero pero sin control sobre el tamaño de la manipulación, es asqueroso.
El juego que están dando con el matrimonio de un tal Amador y otra Rosa Benenito es de premio a la basura sin serlo. La basura es la nuestra por ver en excesivo número un programa que simplemente juga como si fuera de alcahuetes, con vidas ajenas a las que hacen sufrir.
No necesitan más de media docena de vidas ajenas para jugar a la tertulia amarilla como en los siglos pasados se hacían en los corros de noche en algunos patios de vecindad. Jugar además ahora con el Camino de Santiago es de apurar las opciones antes de vomitar de asco. Pero curiosamente es un gran negocio pues además de ser programas muy baratos tienen una audiencia que les mantiene líderes. Es España.