Pero además sabemos que para salir de la actual crisis debemos consumir más, lo que es incompatible con la deuda que ya nos bloquea. Y sería óptimo que además consumiéramos productos internos y sirviera este consumo sin nuevo endeudamiento para crear puestos de trabajo.
Y como además han perdido poder adquisitivo los sueldos que juegan a la baja con el añadido de una deflación no reconocida, los brotes verdes que nos anuncian parecen un poco agostados aunque al menos se intenta darles vigor de forma artificial para compensar tantas malas perspectivas; otra vez estamos entre salir o volver a entrar.
Con sueldos bajos y deudas altas es inevitable tener que trabajar mucho más aunque no haya trabajo, lo que obliga -sin querer queriendo- a un crecimiento de la economía B. Mala solución.
Y como además han perdido poder adquisitivo los sueldos que juegan a la baja con el añadido de una deflación no reconocida, los brotes verdes que nos anuncian parecen un poco agostados aunque al menos se intenta darles vigor de forma artificial para compensar tantas malas perspectivas; otra vez estamos entre salir o volver a entrar.
Con sueldos bajos y deudas altas es inevitable tener que trabajar mucho más aunque no haya trabajo, lo que obliga -sin querer queriendo- a un crecimiento de la economía B. Mala solución.
Pero además el concepto "familia" está cambiando por obligación al no poder compaginar por mucho que se desee, el tipo de trabajo actual con tener dos hijos y una familia estable. La población española decrece, se vuelve mayor y le cambian los valores.
La familia es la que está sujetando al país, evitando situaciones violentas. Incluidos los abuelos con sus pensiones repartidas con hijos y nieto, o con sus consumos internos pues son el segmento social que menos importación consume.
Mientras tengamos cinco millones de desempleados y otros tantos pensionistas que apoyen en el reparto, sujetaremos durante un tiempo la tranquilidad que no se entiende desde países europeos.
La familia es la que está sujetando al país, evitando situaciones violentas. Incluidos los abuelos con sus pensiones repartidas con hijos y nieto, o con sus consumos internos pues son el segmento social que menos importación consume.
Mientras tengamos cinco millones de desempleados y otros tantos pensionistas que apoyen en el reparto, sujetaremos durante un tiempo la tranquilidad que no se entiende desde países europeos.
Intenten explicar a un inglés o alemán que tenemos de verdad cinco millones de personas sin trabajo o a un 56% de jóvenes desempleados, y se callen el valor compensatorio de las familias; verán como ellos se ríen sabiendo que les estamos mintiendo en algo.