Cada vez más los locales privados de restauración buscan la comodidad, los ambientes originales, las copias muy bien realizadas en la decoración tematizada buscando un entorno muy diferente al que se puede conseguir en el hogar.
Cuando en un local de restauración se está sirviendo una comida o bebida, también se está alquilando un espacio, una decoración y un ambiente. Se vende un producto y una envoltura, unos minutos de uso.
La imagen nos muestra el ejemplo de una cafetería cervecería en Reino Unido, en la ciudad de Birmingham. En un sótano escondido, por lo que solo acuden ciudadanos de su ciudad al no ser sencillo de conocer por los turistas, se crea un ambiente palaciego de la Edad Media, rico y elegante, pero también muy cómodo con sillones elegantes y muy grandes. Pequeños habitáculos muy separados unos de los otros ofrecen una intimidad casi total pero elegante, dos espacios más amplios por si los pequeños espacios individuales están ya ocupados, pero con las mesas muy separadas entre ellas para permitir la intimidad en el hablar. Y todo envuelto en paredes y objetos que simulan una vuelta a varios siglos atrás.
Es una gran inversión, pero es la que hay que realizar si queremos destacar sobre la competencia. Si aspiramos a montar un bar o cafetería con los mismos o similares contenidos que el resto de locales cercanos, estamos invirtiendo con mucho más riesgo que si lo hacemos con más inversión pero sobre unos elementos que nos diferencian sobre el resto de la competencia.
Todos buscan lo mismo, clientes. Y lograr rentabilidad de esos clientes, sobre todo a costa de que vuelvan a consumir. Un cliente que ya no vuelve o se va cabreado, es algo más peligrosos que un cliente perdido. Todos los clientes ya están consumiendo antes de que nuestra inversión les atrape. No nos necesitan en casi ninguna ocasión, pues hasta ahora ya están servidos excepto que creemos un nuevo producto. Por eso, para atraparlos, debemos ofrecerles algo distinto, bien sea en el ambiente, en el precio, en la calidad, en la atención, en los horarios, en un valor añadido.
Los chinos utilizan en los bares que abren por España dos conceptos muy pequeños pero que les han funcionado en numerosas ciudades. Los clientes deben estar sentados y con todo el tiempo del mundo. Hay que darles cacahuetes y frutos secos baratos que les anime a consumir más bebida. Y nunca ser más caros que la competencia, si acaso algo más baratos. Estos sistemas no son copiables por el resto, pero son el ejemplo de que buscan su propio nicho de negocio. Todas las inversiones necesitan tener su propio código de conducta, su propio espacio de negocio.