Telecinco y Podemos no se han entendido
bien, por culpa sin duda de Podemos. Cuando a un medio de comunicación se le
asegura una presencia hay que cumplir y no huir por patas tras el varapalo de “El Objetivo” del
fin de semana pasado en La Sexta.
Intentar a falta de pocas horas cambiar el formato de uno,
presentando el de cinco es de mal negociante, pues suena a que han tenido miedo
de aparecer como todos los demás, con miedo a dar la cara con la que les
empieza a caer, que para eso hay investigadores de cacas en todos los
basureros.
Su fórmula de “cinco” se intentará
ahora revender a otros compradores de sueños, a otras televisiones. Pero el
daño está realizado aunque solo de cara a los indecisos, pues a los que ya son
convencidos les trae al pairo las formas y las oportunidades perdidas.
Podemos tiene que edificar todo el
edificio político, aunque no quiera caer en los mismos medios que todos los demás
partidos políticos. Eso, si lo que pretende es ganar. Si solo desea tener
buenas encuestas y obtener un puesto intermedio de poder no lo necesita, pero
si aspira a convencer si, pues no hay otra forma de vender más que saliendo al
mercado. Aunque sea mercadillo de internet.
Y en este mercado se necesita edificio,
programa, equipo, líder que sepa responder a todo, serenidad y control de los
tempos, confianza de sobra como para regalar, visión de futuro y soluciones.
Solo con la novedad no se gana a varios
meses vista a la salida al mercado de verdad. Con la novedad se compra y se prueba. Pero para que el votante vuelva a comprar
hay que venderles chicha.