De cara a cualquier día de un Nuevo Año de cualquier semana que necesite un cambio, siempre mirando las situaciones fáciles que casi nos obligamos todos, debemos hacer balance e intentar modificar hábitos o “cositas” de cara a mejorar nuestra vida.
Es un buen ejercicio personal pues es bueno ponernos en cuestión, analizar qué debemos, podemos y sabemos cambiar para mejor, en qué creemos que debemos seguir avanzando.
Y los puntos de inflexión son importantes para plantearnos cambios, para analizar lo que estamos haciendo en todos los ámbitos de la vida y pensar si vamos a ser capaces de cambiarlos a mejor.
De esta manera, las empresas, las personas, mejoramos y avanzamos.
En los Finales de Año tenemos siempre al menos dos puntos de reflexión muy marcados en el calendario. Al Final del Verano, que puede ser septiembre u Octubre. Y al final de cada año en Navidad.
No se trata de pensar en imposibles, los cambios importantes empiezan por un primer paso pequeño. Y no se trata tampoco de locuras, de cambios radicales, de irreflexiones. Todo hay que hacerlo con la tranquilidad de la reflexión. Y ser constante en el cambio si ya hemos decidido que es necesario.
Y recuerda: cada año nuevo empieza cuando nosotros queremos, no cuando nos lo marca un calendario de papel.