Los andaluces se quedaron sin tomar las
uvas con calma, por un error de un nervioso. Es lo malo de la tensión, que a
veces se apodera de uno y la caga. Ayer en el momento de la verdad, a las 12 en
punto de la noche, alguien se dio cuenta que les faltaba de poner un anuncio y
no tuvo otra feliz idea que meterlo entre la segunda y la décima campanada de
Nochevieja. Un desastre para las uvas y para Andalucía.
Lo curioso es que en el anuncio se vendía
Andalucía a los andaluces. Un mal presagio de lo bien que hay que hacer las
cosas y lo mucho que hay que templar los nervios. Un despedido más, seguro.
Algún aprendiz pues a los jefes no los despide nunca nadie. Excepto que hayan
caído en desgracia.
Zubin Mehta vuelve a tocarnos en Viena a
los Strauss. Este concierto está muy bien, pero es un ejemplo de lo que el Mundo
Nuevo no debe consentir. Un lugar de ricos para ricos, donde ni los nuevos
ricos pueden entrar pues las localidades se reservan de año a año entre los mismos
que ya van. Si eran pobre olvídate de estar allí, a lo sumo en la tele. Aunque
en realidad, qué más da ¿no?
Lo de la estampida en Shanghái tiene bemoles viniendo
de lo de siempre. Un tonto inútil que tira dineros al aire y otro montón de
tontos imbéciles se vuelcan en una estampida para recogerlos. Yo esto ya lo
había visto en la tele con los ñus o las cebras, pero en plan humano no lo
había visto, no. Una lástima que sigamos siendo tan predecibles.