Se está avisando reiteradamente sobre la
dificultad de poder asegurar que las millones de imágenes que hoy todos
acumulamos en nuestros ordenadores, puedan ser revisadas dentro de solo 50
años.
No es alarmismo ni hay solución en la actualidad. Simplemente es un grave
problema que debemos resolver más urgente que tarde, y sobre todo con un
sistema todavía desconocido que permita guardar archivos, con independencia del
lugar físico donde estén alojados como del tipo de programa que se necesita
para abrirlos y cambiar de formato.
Los que llevamos 25 años trabajando imágenes
digitales hemos conocidos tal número de soportes y programas que nos hace
pensar que este problema es real y muy complejo. Desde discos duros de 40 megas
del tamaño de una lavadora a disquetes de 800 k, pasando por cintas de 8 mm que
admitían formatos de imágenes estáticas dentro de un soporte para vídeo, sin
olvidar los Zip, los Jaz, etc. Sin contar con el factor añadido de los sistemas
operativos o las versiones de los programas.
Millones de documentos existen en los
archivos profesionales, de diseños de todo tipo, con documento Freehand que ahora, diez años
después, ya nadie puede abrir. Por poner un ejemplo profesional en el que
trabajaron la mayoría de diseñadores en medio mundo.
Se dice que la única manera de solventar
el problema de las imágenes es trasladarlas a papel. Y esto es falso. Hoy las
fotografías que nos entregan en papel son fotografías impresas, muy pocas has
pasado por procesos químicos con la garantía que tenía el papel fotográfico tradicional.
La durabilidad de estas fotografías actuales es baja, más si reciben la luz o
mucho más si reciben el sol. Somos capaces de ver las fotografías de nuestros
bisabuelos, pero no queda nada claro que nuestros bisnietos nos puedan conocer.
De la durabilidad de los documentos es
mejor no hablar. Tal ver el archivo de “la nube” sea una posible solución si se hace a nivel profesional, pero es
entregar a otros todos tus archivos personales.