Cada día más personas cambian el horario de su ejercicio físico al aire libre, practicando por la mañana y nada más levantarse lo que antes hacían al final del día cuando ya habían acabado con toda la estresante jornada. Empezar el día con unas pequeñas carreras o cuando menos con unos ejercicios aerobióticos preparados para ponernos a tono, es un excelente decisión.
Mejor por la mañana que por la tarde, pues esto nos ayuda a despertar todo el cuerpo, a cargarlo de buenas energías y aire nuevo, a que las endorfinas nos pongan optimistas y con las pilas cargadas para la jornada. Aunque solo sean 15 minutos nos van a despertar en nuestro interior y nos van a dejar más tiempo para el duro día pues solo es cuestión de organizar la hora de levantarnos de la cama. Recordar, eso si, que el calentamiento debe ser un poco más largo por las mañanas que a última hora del día.
Una duda que tenemos es si empezar los ejercicios sean de intensidad leve o media, con el estómago vacío o tras desayunar. Se aconseja hacer el ejercicio sin haber desayunado y hacerlo tras una buena ducha tonificante y que nos despejará el cuerpo para continuar con la jornada. Pero es cierto que hay personas que necesitan tomar algo antes de comenzar a correr. En estos casos medio plátano, unos frutos secos o una barrita de cereales puede ser un buen inicio para coger energías. Tras el ejercicio y la ducha un desayuno con frutas o zumos y carbohidratos con leche o café.