Estoy viendo la película americana “The Company Men” y muchas personas desde España pensarán que estas cosas tan duras solo suceden en países capitalistas duros y de libro. En la misma medida que muchos españoles también sabemos que no, que esto sucede en nuestros barrios, en nuestros supermercados y barrios. Que la dureza con la que el capitalismo trata a sus trabajadores es maravillosamente perfecto para jodernos y tirarnos a la basura en cuenta empezamos a oler.
Parece que lo único que nos queda es el suicidio, o el autoempleo. O seguir luchando pero desde otras ópticas. Entrar a trabajar en otros sectores es brutalmente imposible y además inentendible por los que nos rodean. Los que hemos tenido puestos directivos sabemos que es imposible con una edad muy avanzada empezar a obedecer, trabajar de puestos repetitivos y de cadena, pues mentalmente no estamos preparados para ello. Nuestra debilidad nos obliga a rendirnos.
Las equivocaciones en estos trabajadores es muy alta, los errores de decisión nos lleva a tomar decisiones que nunca tomaríamos en situaciones normales, a parecer errantes y faltos de carácter y de calidad profesional. El mercado además de echarnos a la basura nos rompe y nos destroza nuestra autoestima. Debemos recomponernos y la actitud de la familia que nos rodea es fundamental, pues sobre todo necesitamos mucha ayuda. Cuando la crisis empiece a tomar algo de luz veremos el auténtico problema, ahora algo disimulado pues no hay trabajo para nadie. Entonces no habrá trabajo para los de mayor edad. Es decir para los mayores de 45 años.