Los servicios de restauración o los clásicos bares con terraza más dirigidos a los turistas que a los habituales, juegan algunas veces con los abusos lo que lleva a los clientes a cabrearse pero sobre todo a retraerse. Debería ser obligatorio (de verdad) tener los precios de todo bien a la vista. Incluidos los añadidos por terrazas y por tener cara de turista despistado. Y dar algunas premisas educadas a los camareros con contratos basura, para que no te intenten meter una ensalada cuando solo quieres unas patatas bravas. La viñeta de "Super Maño" es de Heraldo de Aragón.