En la vida de todos los días hay que tomarse con calma los acontecimientos. Todos. Los buenos y los malos, sean urgentes o de los pocos que vienen sin prisas.
No sirve de nada correr mentalmente, preocuparse en exceso, acelerar las respuestas, si antes no hemos pensado el alcance de estas. Mantén la calma y el control, aunque tengas que correr.
Las personas debemos tener varias velocidades y adaptarnos a cada circunstancia, pero eso no es incompatible con mantener la calma. No siempre debemos ser lentos, pero eso no quiere decir que no sigamos siendo cautos y calmados. Debemos correr con la cabeza, con las ideas y soluciones, con las decisiones, pero siempre tomadas con calma. Si los acontecimientos te desbordan es que estás tomando decisiones más rápido de lo que debes. Siempre debes ser tú quien domine las situaciones.