Los contratos de trabajo que se hacen en España con una duración de una semana o menos y firmados entre los meses de enero y julio de 2015 han superado los 2,6 millones, representando un 25% del total. Hablamos de contratos de 7 días o menos. ¿Cuántos de estos se necesitan para que una persona pueda sobrevivir alejado de la pobreza? ¿Esto es crear empleo?
Pero llevamos así varios años. En el año 2008, antes de la crisis, este tipo de contratos representaban menos del 15%, ahora un 24,9%. Si añadimos a esto que otro 35% de los contratos son de los denominados “contratos indeterminados” (que NO indefinidos) donde entran trabajos precarios, sin papeles, con cambios de puesto de trabajo, de duración o de horarios indeterminados, etc. la precariedad laboral es bárbara por no añadir que vergonzosa. Efectivamente la Reforma Laboral ha reformado el mercado laboral. Pero lo curioso es que el FMI pide otra reforma. Pero no otra reforma hacia atrás, para recuperar nada, no. Otra reforma para apretar un poco más las tuercas. ¿Sirve de algo tener trabajo en estas condiciones? Efectivamente, puede servir para no pasar hambre de pan, pero para poco más. Incluido ese “para poco más” en los balances fiscales del propio Estado.
Se me olvidaba, los contratos indefinidos siguen existiendo. Unos 200.000, es decir sobre un 2% del total. Y casi todos ellos de alto nivel, donde hay que contratar a personas muy determinadas, donde la negociación y las exigencias mutuas son superiores a la norma.